miércoles, 22 de octubre de 2008

APORTES DEL PADRE DE LA SEMIOTICA MODERNA

Charles Sanders Peirce nació en Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos de América (10 de septiembre de 1839 - 19 de abril de 1914) y fue un filósofo, lógico y científico estadounidense. Está considerado el fundador del pragmatismo y padre de la semiótica moderna.

Frente a la concepción dualista que tiene su origen moderno en el lingüista Ferdinand de Saussure, para Peirce las palabras, los signos, no son sólo lo que está en nuestro discurso en lugar de las cosas, sino que, sobre todo, signo es «lo que al conocerlo nos hace conocer algo más» (CP, 8.332, 1904). Esto supone un contraste con los filósofos de la Edad Moderna, pues tanto racionalistas como empiristas sostuvieron que tenemos un conocimiento directo e infalible de nuestros propios pensamientos, y en ese conocimiento fundaron tanto la ciencia como la autonomía moral del individuo.
Desde sus primeros escritos Peirce rechazó tajantemente tanto el dualismo cartesiano como la tesis de Locke de que todo pensamiento era percepción interna de ideas. El ariete de toda su reflexión es la comprensión de la estructura triádica básica que conforma la relación lógica de nuestro conocimiento como un proceso de significación. La función representativa del signo no estriba en su conexión material con el objeto ni en que sea una imagen del objeto, sino en que sea considerado como tal signo por un pensamiento. En esencia, el argumento es que toda síntesis proposicional implica una relación significativa, una semiosis (la acción del signo), en la que se articulan tres elementos:
1) El signo o representamen (que es el nombre técnico que emplea Peirce), es «algo que está para alguien en lugar de algo bajo algún aspecto o capacidad. Se dirige a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente o quizá un signo más desarrollado. Ese signo creado es al que llamo interpretante del primer signo. Este signo está en lugar de algo, su objeto. Está en lugar de algo no en todos sus aspectos, sino sólo en relación con alguna idea a la que a veces he llamado la base (ground) del representamen» (CP 2.228, c.1897).
2) El objeto es aquello por lo que está el signo, aquello que representa.
3) El interpretante es el signo equivalente o más desarrollado que el signo original, causado por ese signo original en la mente de quien lo interpreta. Se trata del elemento distintivo y original en la explicación de la significación por parte de Peirce y juega un papel central en toda interpretación no reduccionista de la actividad comunicativa humana. Este tercer elemento convierte a la relación de significación en una relación triádica —frente a todo dualismo cartesiano o estructuralista post-saussureano—, pues el signo media entre el objeto y el interpretante, el interpretante relaciona el signo y el objeto, y el objeto funda la relación entre el signo y el interpretante.
Todo signo es un representamen. Representar es la operación más propia del signo, es estar en lugar del objeto «como el embajador toma el lugar de su país, lo representa en un país extranjero». Representar es «estar en una relación tal con otro que para un cierto propósito es tratado por una mente como si fuera ese otro. Así, un portavoz, un diputado, un agente, un vicario, un diagrama, un síntoma, una descripción, un concepto, un testimonio, todos ellos representan, en sus distintas maneras, algo más a las mentes que los consideran» (CP 2.273, 1901). Pensar es el principal modo de representar, e interpretar un signo es desentrañar su significado. El representamen no es la mera imagen de la cosa, la reproducción sensorial del objeto, sino que toma el lugar de la cosa en nuestro pensamiento. El signo no es solo algo que está en lugar de la cosa (que la sustituye, con la que está en relación de «equivalencia»), sino que es algo mediante cuyo conocimiento conocemos algo más. Al conocer el signo inferimos lo que significa. El representamen amplía así nuestra comprensión, de forma que el proceso de significación o semiosis llega a convertirse en el tiempo en un proceso ilimitado de inferencias. Por ello los signos no se definen sólo porque sustituyan a las cosas, sino porque funcionan realmente como instrumentos que ponen el universo al alcance de los intérpretes, pues hacen posible que pensemos también lo que no vemos ni tocamos o ni siquiera nos imaginamos.
Las personas o intérpretes son portadores de interpretantes, de interpretaciones. El signo crea algo en la mente del intérprete, y ese algo creado por el signo, ha sido creado también de una manera indirecta y relativa por el objeto del signo. En este sentido, puede decirse que la aportación capital de Peirce consiste en poner de manifiesto que, si se acepta que los procesos de significación son procesos de inferencia, ha de aceptarse también que la mayor parte de las veces, esa inferencia es de naturaleza hipotética («abductiva» en terminología de Peirce), esto es, que implica siempre una interpretación y tiene un cierto carácter de conjetura. Nuestra interpretación es siempre falible, esto es, puede ser siempre mejorada, corregida, enriquecida o rectificada.

5 comentarios:

Luz Yepes dijo...

Muy bien Myriam y qué aporte le hace a la teoria de Berta. el ejercicio es entrar en debate académico.
!Adelante!

Luz Yepes dijo...

Muy bien Myriam y qué aporte le hace a la teoria de Berta. el ejercicio es entrar en debate académico.
!Adelante!

Luz Yepes dijo...

Muy bien Griselda, ya coloco sus comentarios a los compañeos sobre las teorías publicadas? recuerde que ah está el valor agregado de la construcción del conocimiento en el blog.
!Adelante!

Luz Yepes dijo...

Myriam: ¿Cuál de las teorías expuestas por tus compañeros es más aplicada en el aula de clase? ¿Cómo han influído esos postulados en la comunicación que se da en el ambiente escolar? Ejemplos
Saludos
Luz Marina

dora metaute dijo...

La Semiótica tiene muchas historias, reconstrucciones, problemas y rutas posibles. La intención de este trabajo es compartir una de esas rutas, la ruta que ha seguido la Semiótica en el marco de un programa científico sobre comunicación, en el marco del programa de la Comunicología posible.
Así como Peirce nos presenta una serie de tríadas, los principales conceptos semióticos de Saussure se nos presentan a partir de oposiciones diádicas (series de dos pares opuestos). Las principales díadas de Saussure que luego son retomadas por la semiótica son las siguientes:

1. Lengua: el código, el sistema, el idioma – habla: la forma particular en la que un grupo de individuos utiliza la lengua.

2. Significado – significante: díada que expresa las partes del signo.

3. Arbitrario – natural: que indica el carácter de los signos y la lengua, por un lado es arbitrario, es decir, no hay una relación entre significado y significante sino que la asignación de uno al otro es totalmente inmotivada, pero también, en algunos casos, la relación resulta natural, como en las onomatopeyas.

4. Inmutable – mutable: estas son dos características aparentemente contradictorias pero inclusivas de los signos lingüísticos, la lengua, los códigos, los sistemas son inmutables porque ningún individuo puede cambiarlos (dado su carácter social), sin embargo al mismo tiempo son mutables en el tiempo, y ningún individuo puede impedir estos cambios (Saussure hablará de esos desplazamientos de la relación entre el significado y el significante), que es lo que sucede por ejemplo con la Real Academia de la Lengua y sus preceptos o con las reacciones de muchos lingüistas en relación con el spanglish.

5. Lingüística estática y evolutiva: esta expresión evolucionará posteriormente, pero se refiere al objeto de estudio de esta disciplina, puede dedicarse a estudiar una lengua en un momento histórico determinado (estática), y compararla con otros momentos específicos de otras lenguas o estudiar la evolución de una lengua a través del tiempo (evolutiva).

6. Estos conceptos evolucionarán a la concepción de lo sincrónico (una ley sincrónica describe una manera de ser de los signos en un tiempo específico, es general y no imperativa) y lo diacrónico (una ley que describe la transformación de los signos, es dinámica y tiene carácter imperativo).

7. Finalmente establece la distinción entre sintagma y paradigma, un concepto fundamental que es retomado por la semiótica de la cultura. Los paradigmas se refieren a asociaciones mentales. Implican asociaciones que se dan de manera “vertical” entre un conjunto de elementos que tienen la misma función y que son sustituibles entre sí en un mismo contexto sintagmático